26.7.06

Vaharada -asfixia- XII

Hay días...
en los que quiero desaparecer
los caminos que aun no he marcado.
Derramar mi cabeza
y así no echar de menos la lluvia
ni el mar.
Resquebrajar mi cuerpo,
llenando el mundo
de brotes.
Y ante todo
olvidar mi incertidumbre.

Vaharada -asfixia- XI

Una dosis de plomo
me obliga a estar rígida,
sonriente,
ojos vidriados,
alma apagada…
Los hierros retorcidos,
del tren descarrilado
del guión de mi vida,
se clavan en los huesos.
Un escalofrío recorre cada letra
Y me derrumba en tierra mojada.
El abismo oculto encarna un nombre.
Lo grita.
Ese que no conozco,
El que llevo marcado a fuego
En una lengua extraña.

Vaharada -asfixia- X

Esta oración que mastico a solas,
entre luces falsas,
no me formula la claridad que equilibro.
Sigo oscurecida.
Aquí.
Completa.
Frente a tu luz.

Vaharada -asfixia- IX

Sombra,
siempre a punto de no estar.
Amaneces en olor a leche rancia.
Labrando el desierto.
Ladrando al vacío.
Anochece la noche sin ti,
y la alfombra al pie de mi cama,
de luminosidad carente,
me convierte en desnivel.

Vaharada -asfixia- VIII

Notas que no conozco.
Nadie espera,
ya nadie...
Risas.
El viejo
se arranca la vida.
Nada.
Nunca.
Escarbo en el lugar
donde me transfirió el tedio.
Poco me queda.
Poco.
Nada.
Echar a correr.
Lluvia de carretera.
Hierba de encuentros.
Nada.
Todo.
Todo sigue igual.
Igual.
El camino donde a solas
duermo conmigo.
Entro en mis sueños
y me he perdido.
Nadie.
Nada.
Dime,
qué instante es el de respirar,
si sólo soy para anochecer.
Frágil.
Nada.
Eclipse de sol
y no de luna.
Noche.
Vigilia.
Nada.
Nada.

Vaharada -asfixia- VII

Algunos espejos,
opacos,
reflejan mi cara
cuando me niego a mirarme
de frente.
Los ojos de mi madre.
La mano de un amigo.
La cuenta corriente.
Cuestionan y contabilizan
cada lágrima.
Me advierten
que he comenzado a ser
el número rojo
de sus vidas.
Y tengo cercano el juicio
con la suma de mañanas
que he desperdiciado
soñando.

Vaharada -asfixia- VI

Como una inocente libación
comienza este acto de muerte.
Saboreo cada gota
e intento traducirte
(dulce,
salado,
ácido,
amargo...)
Fe y locura nacen
de tus restos. Lo poco
que he desechado.

18.7.06

Vaharada -asfixia- V

La línea que concibe
las formas que acaricio
se desvanece.
Dejándome rasgada
entre vendas impresas.
Y a veces...
el corazón llora a mis espaldas.
Ya no huelo ese aroma
(extinción,
odio,
que envuelve,
ahoga)
Y a vece...
creer que respirar
es morir sin aire.

Vaharada -asfixia- IV

Llameantes dedos
me rodean la garganta.
Olvido respirar.
Me entrego con violencia
al dolor de la asfixia.
Excitándome
con cada falta de aire.
Riéndome,
sin voz,
del futuro,
que ágil se adentra en mis pulmones.
Escarba con sus uñas mi memoria.
Sabedor de mi devaluación.
Elijo esta forma,
ahora que puedo,
ahora que aun me queda conciencia.
Tirando
de una existencia vacía.

Vaharada -asfixia- III

El hongo
que envuelve mi alma,
por dejarla macerar de hastío,
pereza de vida,
es extinción blanda,
agonía hedionda.
Difumina en identidad mimética.
Tocando irresponsable,
desde la eternidad,
la saliva consumida
del ánimo elemento.

17.7.06

Vaharada -asfixia- II

Manos temblorosas llegan a su rostro.
Manos arrugadas,
puntal y cuerda,
nítidas de inepcia.
Acarició,
blancas y grises,
la elástica cara del amor perezoso.
Ese cuerpo atisbado.
No era, pero sí color.
No era, pero sí ídolo.

Besó eximiendo sus pies rotos,
la cabeza sobre la falda,
el resuello entrecortado...

Tenía miedo demasiado pronto,
después de tantos años,
de tantas prórrogas,
de tantas, tantas omisiones.
Frotó alma con cuerpo desnudo,
el olor a vejez la embriagaba.
Su calor sobre la piel descalza y débil,
su presencia usurpadora y postiza.
Aquella boca desdentada y sonriente,
iluminando noches de insomnio,
de enfermedad alevosa.
No estaba solo,
sin saberlo...
Nacía cada tarde,
olvidando quién era y quién fue.
Vomitar de nuevo todo el dolor,
pero siempre queda un poco para más tarde.
Y al final
habitación,
cama,
cuerpo.
No hay muerte más lúcida
que encallar sobre su torso.

Era hermoso...
pensar que todo es posible,
incluso rozar sin rabia,
saborear la linfa de su piel,
tomar sus manos,
sobrevivir reposando...

Vaharada -asfixia- I

La escucho...
A lo lejos...
Taconeo incesante,
bruma de melancolía,
vaivén itinerante de punta
tacón, perfora los tímpanos.
Rutina abre.
De un potazo borra pretensiones,
una anorexia se apodera de mis trazos.
La vida huye despavorida
tiñéndome fría.
El tiempo no pasa...
Un año tacón,
un año punta
y mi vida
es su baile monótono.

Vaharada (Introducción)

Vaharada es un poemario que escribí para un certamen hace ya varios años. No lo gané y no me sorprendió (aunque siempre duela un poco)
Vaharada fue escrito para el certamen, lo forcé a que funcionara y no lo hizo, pero escrito está y no lo he vuelto a tocar desde entonces.

Hoy día el título me parece muy cursi y pretencioso. Y cuando lo vaya transcribiendo aquí ,sé que muchos de los poemas me lo parecerán también.
Vaharada se divide en tres partes: asfixia, oxígeno y dióxido.

Cada una enlazada entre si y con las demás con pinzas y por los pelos.

Paciencia porque es largo y hay para rato.