Algunos espejos,
opacos,
reflejan mi cara
cuando me niego a mirarme
de frente.
Los ojos de mi madre.
La mano de un amigo.
La cuenta corriente.
Cuestionan y contabilizan
cada lágrima.
Me advierten
que he comenzado a ser
el número rojo
de sus vidas.
Y tengo cercano el juicio
con la suma de mañanas
que he desperdiciado
soñando.
26.7.06
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario